02 mayo 2009

Analía, el balde, y los pecesitos de colores

cada vez que metia la mano en el balde pensaba el color del pececito que sacaría, a Analía le encantaba jugar a eso; esperaba a que todos se vayan a dormir la siesta y entonces agarraba su balde rojo, iba hasta el patio sigilosamente, y lo llenaba con agua; tiraba un manojo de peces de colores y luego tapándose los ojos con una mano, iba sacando de a uno los pescaditos, intentando, cada vez, adivinar cual sería el color que saldría. Así podía pasarse horas sacando y volviendo a tirar todos los pececitos terminada la ronda.
A Analía siempre le gustaron los colores, siempre le gustó guíar el transcurso de las historias que inventaba, pensar en ¿que sucederia? ¿como sucederian las cosas? Siempre con todo detalle.

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